lunes, 18 de enero de 2016

El bebé de Bescansa y escaños que huelen a pañal sucio



Dicen en algunos mentideros que detrás de la Operación Armada estaba el anterior monarca de España, que Juan Carlos I era el elefante blanco de aquello que conocemos como el 23F, así que tal vez el hoy Rey emérito metió a Antonio Tejero y a sus secuaces aquel lunes en el Congreso de los Diputados.

El actual Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dice que atendió personalmente al imputado por el Caso Bankia Rodrigo Rato porque “era su deber” y que no es “éticamente reprochable”. Así que quien ocupa tan alta cartera metió en su despacho al incriminado en uno de los más sonados casos de corrupción.

Más de tres millones de personas se manifestaron en toda España el 15 de febrero de 2003 para pedir que nuestro País no participara en la invasión de Irak. Aznar, al que se le puso dura (la tozudez) en Las Azores, despreció aquel grito de los ciudadanos y excusándose en una mentira nos metió dentro una guerra que llenó de cadáveres el lugar donde ocurrió y los lugares donde unos políticos la fraguaron.

El 13 de noviembre de 2002 el buque Prestige sufrió un accidente. Cargado con 77000 toneladas de fuelóleo se partió  seis días después en dos derramando su contenido. Los técnicos recomendaban llevarlo a un puerto pero los políticos implicados, Álvarez Cascos, Rajoy y Aznar entre ellos, no les hicieron caso y lo metieron mar adentro con la intención de alejarlo, provocando así la mayor marea negra de la historia.

Metieron a corruptos en sus listas electorales.

Metieron dinero público en los bancos (rescate).

Metieron la reforma laboral con reducción de las indemnizaciones por despido improcedente y la ampliación de causas de despido objetivo.

Metieron la reducción en las pensiones.

Metieron minoraciones en el presupuesto contra la violencia de género.

Metieron un plan de privatizaciones en empresas de servicios esenciales.

Metieron el copago y recortes en sanidad.

Metieron la Lomce y tijeretazos en educación.

Metieron dinero en la tauromaquia.

Metieron el repago y la subida de tasas en Justicia.

Metieron la Ley Mordaza para poder meter multas o en la cárcel a los que les molestan.

Metieron una subida de 8% al 21% en el IVA cultural.

 Metieron una merma de más del 60% en ayudas al desarrollo.

Metieron el olvido y el menosprecio en las familias con dependientes a su cargo y en los amenazados de desahucio.

Metieron a toda prisa una reforma constitucional para meter por vía de urgencia la inmunidad del Rey saliente.

Dejaron metidos en las fosas de las cunetas a los ejecutados del franquismo.

Metieron y nos la metieron doblada los mismitos que hoy se escandalizan porque Carolina Bescansa metió a su bebé en el Congreso, no sé si por llamar la atención sobre la conciliación, no sé si porque no tenía otra alternativa, no sé si por las dos cosas a la vez. Me da igual, en cualquier caso me parece mucho más digno verla a ella con su hijo en brazos que a Celia Villalobos jugando al Candy Crush en el mismo lugar.

Por cierto, que no impidieron que ese mismo día se metiese en el hemiciclo el diputado imputado Pedro Gómez de la Serna y se sentase en el banco del Partido Popular.

Hay escaños que huelen mucho peor que pañales usados.

@JOrtegaFr


miércoles, 13 de enero de 2016

Carlos Herrera y Risto Mejide



Recuerdo cuando Carlos Herrera calificó de chusma y basura nacionalista a los que trabajaron por llevar adelante (y lo hicieron bien, porque lo consiguieron), la ILP Abolicionista de la Tauromaquia en Catalunya. Este periodista al que le pasa un poco lo que decía Leonardo Padura sobre el periodismo militante: “el militante obedece al Partido. El Partido decide y manda. Entonces el periodista desaparece”, con el añadido de que su Partido tiene visos de dejar de mandar, es hoy el viral, como ayer lo fue otro y mañana otro lo será. Se turnan pero no cambian, no en esencia ni en propósito, por eso todos parecen el mismo.

Calamaro, Terstch, Herrera, Sostres… Ya no viven -o les cuesta cada vez más esfuerzo-, de lo que hacían, bien porque se les murió la musa (tal vez nunca les visitó una hija de Apolo sino que lo hace Carmen Polo, de Franco), bien porque se les depauperó el mecenas, así que ahora subsisten de intentar dinamitar lo que hacen otros. Han dejado de ser ellos mismos para alimentarse sobre la piel de los que aparentan odiar, y tal vez algo de ese sentimiento haya, pero la cuestión tiene tufo sobre todo a una gran envidia ajena y una considerable humillación propia. 

Duele ir perdiendo oyentes o lectores, lo hace ir quedando relegado a medios más minoritarios y desde ellos vocear con la esperanza de que te llamen de La Sexta por eso de la audiencia que otorga un bufón con ojos de naftalina. ¿Se imaginan que sería de Eduardo Inda con sólo su Okdiario y sin silla en el debate de La Sexta Noche? La España que los encumbraba mengua y la España que los rechaza medra. Ser sustituidos como referentes en la moral y sobre todo en los titulares les escuece como almorrana, por eso echan mano de la visibilidad parasitaria simulando querer liquidar (mediáticamente), a los que necesitan de forma desesperada para no morir en la vida pública. 

Carlos Herrera, como tantos otros, es un ser endiosado que sin haber sido nunca un dios hoy ya ni apariencia de aspirante a olimpo cavernario conserva, por eso tanta rabia nacida de la prescripción ética, por eso tamaño deseo de venganza tras el crepúsculo y caída, pero principalmente por una razón el insulto continuo asociado a ciertos nombres: para conseguir que el suyo no se borre definitivamente. Creo que si este hombre tuviese que elegir entre salvarle la vida a El Juli o a Risto Mejide escogería al segundo y es que un parásito, al final, depende para sobrevivir de su hospedador, no de otro parásito, pero de cualquier modo hay que ver lo mal que llevan algunos las cornadas de la evolución.

@JOrtegaFr

lunes, 2 de noviembre de 2015

Carta a Amancio Ortega



Querido y admirado Amancio Ortega:

Somos la explotación infantil, el salario del hambre y el despido libre, pero le hemos encargado que te escriban en nuestro nombre estas líneas de gratitud a los legisladores que permiten el establecimiento de tus empresas en las condiciones que te han llevado a ser el hombre más rico del mundo. Ellos saben bien cómo redactar la letra grande, la pequeña y hasta esa que no existe, por ejemplo en las etiquetas de tu ropa, y los hijos que nosotros parimos gracias a tu esperma no sabrían o no podrían.

Las niñas y niños que trabajan en tus talleres no han ido a la escuela y serían incapaces por analfabetos; tus obreras y obreros que sí saben leer y escribir no se atreven por miedo al tercero de nosotros; los que echaste a la calle no disponen de tiempo para la literatura ni un bufete de abogados que les pongan el texto delante para firmar.

Los tres te damos la enhorabuena por ser el más millonario entre los millonarios y todo nuestro agradecimiento porque nosotros seríamos más insignificantes si no fuese por ti. Tu expansión es nuestra multiplicación, tu éxito nuestra legitimación, tu ejemplo nuestra garantía de futuro y en cada euro de tu fortuna un buen puñado de céntimos los hemos acuñado nosotros.

Te describen como un hombre de origen humilde, emprendedor, creador de empleo, autocrítico, de carácter no autoritario y caritativo. Tu modelo de persona y empresario debería de enseñarse ya desde los colegios de primaria y no sólo en las escuelas de negocios, de ese modo habría menos voceros de pamplinas como los derechos laborales o sociales, y la explotación infantil, el salario del hambre y el despido libre no tendríamos que disputarles continuamente el espacio y del que tanto te debemos.



jueves, 22 de octubre de 2015

Albert Rivera Vs Pablo Iglesias




Y yo, pensando en Pepe Mujica

El otro día, Albert Rivera, con su intervención junto a Pablo iglesias, consiguió que me viniese una y otra vez a la cabeza alguien que no estaba en aquel bar, una persona que vive lejos, un presidente que jamás nos gobernó. Y lo echaba de menos con esa añoranza que produce no lo que se ha perdido sino lo que nunca se logrado tener.


Escuchaba al líder de Ciudadanos y me lo imaginaba al frente de España, con su arrogancia, con su pésima educación, con esos ramalazos mal disimulados de xenofobia, capitalismo feroz y desprecio al maltrato animal. Sí, desprecio: “hay que prohibir no sólo en un pueblo”, ¿y eso lo dice el que defendió a capa y espada la continuación de las corridas de toros en Catalunya? Lo veía interrumpir, lo hacía cuando no se le preguntaba y también cuando su oponente decía algo que le podía desmontar el decorado. Lo percibí falso, prepotente, endiosado y no dudo que cuando ocupase la Moncloa lo sería todavía más porque ya no tendría que forzar ese supuesto talante de chico de la calle, humilde y dispuesto a barrer con las desigualdades, la corrupción o el amiguismo. Si el presidente de un banco o un mandatario de la patronal quiere que una formación política gane las elecciones sé desde ese momento, aparte de por otras razones, a qué partido ya no he de votar. Advertí en él todo lo que he dicho pero sobre todo produjo en mí una sensación: la de peligro. Creo que Albert Rivera además de ser el caudillo de un proyecto político cargado de más de lo mismo es un hombre peligroso.


Por eso ayer, Pepe Mujica, pensé tanto en ti. Porque estamos a punto de cambiar de gobierno y tal vez tenía delante a la persona que será el paladín del próximo. Tan distinta de cómo eres tú, con actitud y valores tan diferentes, con ideas tan encontradas, que viendo su chulería yo deseaba tu humildad, sabiendo quiénes desean que gobierne yo recordaba para quienes administraste tú, sus mentiras me hacían anhelar tu discurso limpio y sincero. En sus ojos descubrí ambición e hipocresía y tu mirada, compañero, es la de quien no tiene nada que ocultar. Te eché de menos, sí, pero creo que te echaré todavía mucho más porque España, parece que no aprende.


jueves, 25 de junio de 2015

Vete haciendo la maleta, Rajoy


De reírse de Víndex en Grecia al pánico en la Villa de Faonte


Rajoy, no me sale el querido y el hola sobra, porque aunque tú no sepas quién soy hace años que fastidias con los tuyos en mi vida. Ya, no ignoro que otros os escogieron y que la democracia funciona así, pero supongo que me permitirás que juegue un poco al teléfono escacharrado con ella después de que vosotros os hayáis pasado por los Gürtel no sólo decisiones o deseos de la mayoría de los ciudadanos, sino y sobre todo su bienestar, y no hablo de lujos, lo hago del derecho al trabajo, a la vivienda, a la educación, a la sanidad o a la libertad de expresión.

Mariano, sabes cercano tu fin político y el declive de vuestra marca, esa que habéis paseado grapada a España para nuestra vergüenza y asco, pero tú, tus ministros, tus alcaldes, tus concejales, tus secretarios y toda una cohorte de lacayos de la que eres soldado mayor habéis ejercido fielmente de mozos de espuelas de vuestros caballeros, ellos montados en la banca y en las grandes empresas y vosotros en el sobre, mientras el pueblo, desangrándose, os escuchaba jurar que España y los españoles jamás estuvieron mejor.

No voy a detallar aquí cada engaño, cada trapicheo, cada injusticia y cada crimen, sí, crimen aunque no esté tipificado (delitos unos cuantos), que habéis cometido, basta con tirar de hemeroteca, empezando por la de ayer, para leer cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año y en cada lugar donde habéis gobernado cómo la corrupción material y moral han sido los pilares sobre los que realmente jurasteis (en bajo) los cargos. Aunque tú nos enseñarás las páginas de La Razón mientras mandáis a la incineradora los papeles que a toda prisa hicisteis pedazos en las trituradoras, pero olvidas dos cosas: que es mucho más digno tener enfrente a Francisco Marhuenda como fiscal que al lado como abogado, y que la memoria no se puede triturar. Ni la histórica ni la contemporánea.

Me parecéis tan merecedores de ser devaluados políticamente como la Educación al Ministro de esa área que nos endilgasteis, Jose Ignacio Wert, cuando sentenció que “pensar que el éxito educativo depende de los recursos  es equivocado”. Y tijeretazo que te crió.

M repugnáis tanto como la igualdad laboral entre mujer y hombre al que fue hasta hace muy poco alcalde de Valladolid por el PP, León de la Riva, cuando explicó que “no creo en paridades, me parecen paridas”.

Os desprecio tanto, lo reconozco, como el portavoz electoral del PP Pablo Casado a los asesinados por el régimen franquista y a sus familiares, cuando aseguró que “los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién”.

Me cachondeo de vuestro miedo y rabia actuales, es verdad, tanto como el diputado del PP en las Corts Valencianas Rubén Ibáñez del hambre infantil, cuando en un debate hablando sobre ese tema dijo: “ahora saco el pañuelo y lloro”.

Pero no, no os deseo la muerte como lo hizo para algunos arquitectos Esperanza Aguirre cuando se le oyó decir “habría que matarlos. ¿Tú sabes por qué habría que poner pena de muerte? Me caen mal los arquitectos porque sus crímenes perduran más allá de su propia vida”. La marquesa no sabía que el micrófono permanecía abierto.

Hoy gimotean los banqueros, los grandes constructores, Rita Barberá y unos cuantos más porque en muchos lugares de España, o sea, del que habéis creído un cortijo particular, algunos de ellos emblemáticos de vuestro poder, la gaviota deja al fin de defecarnos encima a los de siempre, mientras nos contáis que no eran excrementos sino maná y que la próxima legislatura 20 millones de puestos de trabajo. Sabemos que a la vuelta de unos meses muchos seguiréis en los parlamentos y unos cuantos estaréis bien colocados en puestos con salarios insultantes, designados por el dedazo de los caballeros a los que tan bien servisteis (excepto Floriano que le veo en el Club de la Comedia), pero tendremos la inmensa satisfacción de que su potestad será menor, que vuestros embustes los soltaréis desde la oposición y que la vergüenza y el desdén serán la consideración que merezcáis por el legado de dolor que habéis dejado.

Es cierto que en la herencia inmediata, entre otras cosas, también nos queda vuestra Ley Mordaza, pensada por ejemplo para que no pueda describir (sin castigo) a la Corona llamándola por lo que es: Institución de implantación dictatorial y entidad de corte fascista, inútil, molesta, cara y más ridícula que tú, Mariano Rajoy, dándote en campaña un paseíto en bicicleta con la corbata.

Pero sabes para qué va a servir esa mordaza, ¿verdad?, desde luego que no para hacernos callar, y sí para dibujar sobre ella un smile al veros marchar. Felipe VI included.

Chao.





domingo, 10 de agosto de 2014

Trece Rosas, Ningún Perdón





Sin justicia, la indulgencia sólo es humillación


Porque no serían trece los olvidos sino la desmemoria de miles.

Porque además de trece rosas, de trece nombres, de trece vidas, fueron docenas de noches de terror, de rabia e impotencia, de llantos, de soledad acompañada, de compañías lejanas que también lloraban idéntico dolor más allá de los barrotes, de esperanzas renacidas y de esperanzas machacadas, una y otra vez, de sonrisas en la boca -que no en los ojos- dedicadas a aquellas otras rosas a las que la tristeza también marchitaba.

Docenas de noches y un alba, una sola, con la madrugada adelantada. Una amanecida de pasos, de despedidas, de portazos, de camiones, de filas, de última respiración, de quién sabe qué postrer pensamiento, de detonaciones, de un “Viva la…” mutilado atravesando al aire al mismo tiempo que una bala traspasaba el pecho que lo gritaba. Una aurora de corolas desangrándose en la tapia de un cementerio hacia charcos de valentía y dignidad. Nueve gotas eran menores de edad. Todas eran inocentes.

El perdón son flores que sólo pueden brotar sobre la lápida de la justicia. Sin ésta, la clemencia es escupir encima de los muertos. No nos lo pidáis porque no perdonaremos, no mientras nos exijáis los pétalos pero nos entreguéis las espinas.

La espina de la omisión en los libros de texto.

La espina de la burla en los nombres de las calles y en los muros de las iglesias.

La espina de los mausoleos para los criminales y las cunetas para las víctimas.

La espina de no haber devuelto lo robado, de no haber reconocido y honrado al perseguido y asesinado, de no haber juzgado y condenado a los ladrones y asesinos. La espina de haberles entregado sueldos y cargos vitalicios, la de guardar su guerrera de fascistas en el armario de la amnesia y la de vestirlos con el traje de políticos sacado del ropero de la democracia.

La espina, miserable y repugnante como pocas, de escuchar decir a Joaquín Leguina, socialista al igual que las trece muertas, que “hay viejos que creen rejuvenecer casándose con jovencitas y otros yendo a manifestaciones republicanas”.

No, no pensamos pronunciar trece indulgencias porque nos negamos a tener que sostener la mirada de decepción de veintiséis mil cuencas vacías, y a que nos acusen de vendidos y cobardes trece mil voces desde trece mil gargantas descarnadas, o trece veces trece mil, o trece por trece veces trece mil... Quién sabe cuántas: las suyas, las de sus hijos y las de sus nietos, las de sus hermanos. Ni tan siquiera podemos contar a nuestros muertos, son tantos los que están perdidos todavía, pero a cambio llevamos décadas contemplando los rostros sonrientes de los que los asesinaron.

Y escuchando su voz desde los estrados.

Y viéndolos pasar escoltados en coches oficiales.

Y aguantando sus funerales de estado con honores.

Y oyendo discursos hagiográficos sobre su figura.

Y leyendo sobre sus servicios a la patria en los libros de historia.

Y soportando que sus hijos hereden ideas, poder y disfraz.

Julia, Carmen, Pilar, Blanca, Adelina, Elena, Virtudes, Ana, Joaquina, Dionisia, Victoria, Luisa y Martina, es verdad que juntas no sumáis todo el sufrimiento padecido, ni toda la iniquidad derrochada, ni toda la brutalidad demostrada, ni todo el horror experimentado, ni todas las lágrimas derramadas, ni todos los fusilados… Pero porque de las últimas palabras de la mayoría de ellos sólo nos queda el eco de un desconocimiento desgarrador, sí que se resume en dos frases vuestras el deseo, el último consuelo, la única compensación para cada rosa arrancada en tantos años de vergüenza, crimen y miseria -sobre todo moral, la peor-, frases que en nosotros son promesa al igual que en otros significan vuestra segunda, vuestra decimotercera, vuestra septuagésimoquinta ejecución.

“Que mi nombre no se borre en la historia” (Julia Conesa)

“No nos olvidéis nunca” (Adelina García)

No lo permitiremos, Julia. No lo haremos, Adelina. 

Os lo juramos, Trece Rosas.

(Pasadas por las armas el 5 de agosto de 1939 junto a un muro del cementerio de la Almudena, en Madrid).

jueves, 3 de enero de 2013

Adiós a la España recto de Europa


La España con la que juramos acabar

Por el recto de Europa van entrando supositorios, capsulita tras capsulita, procedentes en apariencia de diferentes laboratorios pero con una Junta de accionistas común para todos ellos. Son las franquicias del Estado.
Y ese esfínter peninsular llamado España que, cual agujero negro, todo lo admite, sufre en silencio las hemorroides de su ignorancia y su mansedumbre. O puede que no tanta mansedumbre, ni tanta ignorancia ni silencio ya. Y puede que algunos que no fueron capaces de ver agitarse las antorchas al otro lado de las ventanas pronto perciban el olor y griten el dolor de su piel quemada.
En aquellos países que se dicen avanzados el pasado se exhala y el futuro se inhala para llenar el pulmón social de un aire cada vez menos viciado. Aquí el ciclo de la respiración funciona al revés porque hasta para eso dispone de poder un Consejo de Ministros del PP. No tiene suerte la Ilustración en España y cada vez que quiere traspasar los Pirineos se encuentra a los cancerberos de la ranciedad cortándole el paso.
Cortándole el paso a un País en el que:
Ciertos líderes políticos tratan de apestados a los homosexuales.
Se prohíbe a los afectados por VIH ejercer su legítimo derecho a trabajar como taxistas.
Tiene más poderla Iglesia que el movimiento 15M.
Se consuela a los padres de fallecidas por negligencias municipales explicándoles que ya se le pide a la Virgen por el descanso de las jóvenes muertas.
En un País en el que los toreros son héroes y los toros condenados a muerte.
En un País en el que perder el trabajo supone perder la casa y a menudo la vida.
En un País en el que los bancos roban al Pueblo y el Estado cobra al Pueblo para regalar a los bancos.
Donde a David Reboredo se le niega el indulto.
Donde Alfón continúa encarcelado.
Donde Urdangarín permanece en libertad.
En el País en el que un cargo político se coloca sobre la cabeza los testículos del animal al que asesinó y se hace una foto sonriendo orgulloso.
Y mucho más…
Sí, en España, en el recto de Europa.
La España casposa,la España que exhibe rabo y orejas porque no puede mostrar corazón ni cerebro,la España cada día más pequeña, más rodeada, más agónica y ridícula,la España que a muchos nos gustaría ver desaparecer con 2012, pero como parece que no vamos a conseguir que así sea, este año juramos no descansar hasta lograrlo.
Porque hay muertos que no pueden esperar por el bien de los vivos. Y nosotros, cada vez más, nos encargaremos de matarlos.
¡Palabra!

jueves, 14 de junio de 2012

¿España?... Que alguien me pase la bolsita para el mareo


Un señor entra en mi casa y veo, muy tranquilo, cómo lo hace. No es que le crea un amigo pero sí alguien que viene a sugerirme ideas y ofrecerme soluciones para convertirme la vida en más fácil. Y yo le dejo a su aire. Recorre libremente todas las estancias mientras continúo a mis cosas confiado en su indudable profesionalidad. Pero cuando me quiero dar cuenta ese individuo se ha llevado de mi nevera hasta la mermelada caducada, ha vaciado mis cajones y tiene en sus manos las llaves de mi coche. Perdón, quería decir de "su" nevera, de "sus" cajones y "su" coche, porque resulta que asombrado descubro que ahora "mi" casa es "su" casa. Me enseña, para que no dude, el título de propiedad, porque no crean que ha huido tal cual haría un ratero que me hubiese birlado la cartera en el Metro, no, éste sigue delante de mí e incluso está sonriendo burlón, como diciéndome: "no sólo te he limpiado sino que encima eres un completo mentecato".

Claro, yo acudo desesperado a la comisaría más cercana, presento una denuncia y ésta acaba en manos del Juez. ¿Y saben cuál es la sentencia del Señor Letrado?: que yo, el que confíó en la honestidad del hombre al que dejé entrar en mi hogar, al que ese individuo le arrebató absolutamente todo, soy condenado a hacerme cargo de un crédito que le ha sido concedido a é, sí, a mi atracador, para que termine de pagar la vivienda y el vehículo que me sustrajo, y ya de paso instalar jacuzzi en la primera y ponerle llantas de aleación al segundo. Parece una broma o un desvarío, ¿no? Pues no lo es.

Y es que si todo esto lo trasladan de un domicilio particular a un País, de mí a infinidad de ciudadanos, y de un chorizo concreto a ciertos políticos, empresarios, bancos y adláteres, entiendo que el ejemplo es perfectamente aplicable a lo que está ocurriendo en España. Nos mienten, roban, NOS roban, y ahora los saqueadores reciben una fortuna de manos de los que manejan la pasta siendo nosotros, las víctimas del pillaje y los que carecemos hasta de lo básico, quienes tendremos que satisfacer el préstamo y sus intereses. Pero no solo eso, es que encima la letra pequeña del crédito nos retrotrae a un pasado en el que apenas teníamos derechos pero tampoco débitos. Ahora nos usurpan los primeros y nos cargan de los segundos.

El Gobierno nos está llamando imbéciles al engañarnos, nos toma por estúpidos al convertirnos en los que tienen que apoquinar el precio de un dinero que va para los suyos, nos asume como idiotas al seguir sin privarse de nada estos últimos, los mismos que se llevaron todo, y al fin nos da palmaditas en la espalda diciéndonos: "y es que además sois unos gilipollas", al devolvernos a una realidad social similar a la que teníamos cuando no había democracia. ¿He dicho democracia" Una m......

Y mientras pido limosa en una esquina para poder pagar las letras de esa casa que ya no es mi casa ¿saben qué veo?: al que se quedó con ella entrar en una cafetería, pedirse un cubata y ponerse a ver la final de la Eurocopa, esa que le ha costado la vida a cientos de miles de perros. Sí, ¡soy un gilipollas!

viernes, 4 de mayo de 2012

Cuando sólo queda una salida



España, hueles a mansedumbre y miedo















Cuando la esperanza deja de habitar en el corazón para deslizarse húmeda y salada por las mejillas.

Cuando la rabia empuja al estómago con sus brazos ígneos hasta situarlo, mejor dicho, hasta atrancarlo en la garganta.

Cuando en la nuca se dibuja la huella de una bota.

Cuando la risa de los que tienen su pie metido en ella la percibimos con mayor intensidad que las protestas de aquellos que les sirven de alfombrilla y hasta de escupidera.

Cuando el verbo “perder” ya carece de cualquier complemento directo y los de “ganar” son justicia y dignidad.

Cuando el presente se asemeja más al pasado lejano que al reciente.

Cuando pensar en el futuro se antoja inútil y estúpido porque el ahora nos está matando.

Cuando en cada manifestación hay policías infiltrados.

Cuando abrir la boca o levantar los puños durante las mismas es razón suficiente y legalmente justificada para que te hundan una porra en el vientre.

Cuando perder un ojo o la vida por un pelotazo de goma salido del arma reglamentaria de un miembro de las fuerzas de seguridad de Estado no es razón para nada.

Cuando nos explican, sin el menor sonrojo, que Gandhi también habría sido esposado y detenido por permanecer pacíficamente sentado.

Cuando cada respiración nos anega los pulmones de amargura y la boca de bilis.

Cuando la tauromaquia viene a ocupar el espacio que fue robado a la educación o a la cultura y nos exigen que la defendamos orgullosos.

Cuando los principales medios de comunicación se convierten en gacetillas al servicio de La Corte

Cuando un Rey, como persona y como Institución, se transforma en el primer transgresor de aquellos principios inquebrantables que con su firma refrenda.

Cuando en un País que se declara como democracia participativa la Monarquía es una imposición incuestionable.

Cuando en las calles la sombra de cada paseante, caminando ante los cierres bajados de pequeños negocios y abiertos de bancos privados y bien inyectados de unas ayudas que eran para los más desprotegidos, es una mancha oscura de tristeza, desesperanza y miedo.

Cuando buscar comida en un contenedor se ha convertido en un delito.

Cuando los verdaderos culpables del hambre están más empachados que nunca.

Cuando tantos esperamos a que alguien haga algo sin comprender que ese alguien también somos nosotros.

Cuando nos toman por esclavos, por cobardes, por idiotas, y con el rostro aplastado contra el suelo bajo el peso de aquellas botas del principio nos damos cuenta que, efectivamente, somos serviles, mansos, pusilánimes e imbéciles, es porque sin duda es el momento de escoger la única, sí, la única alternativa posible para no seguir sumando “cuandos”: la rebeldía, el “hasta aquí hemos llegado”, el “no seguiremos siendo cómplices y víctimas a la vez”, el “NO pasarán”.

¿Qué esa decisión implica sacrificio y hasta dolor? Es cierto, pero también en verdad que ahora padecemos ambos y lo hacemos para que otros, nuestros verdugos, sean los exclusivos beneficiarios de nuestros quebrantos.

España, ¡DESPIERTA!, hazlo so pena de que tus hijos tengan que buscarte en una cuneta como a sus bisabuelos. Pero con la diferencia de que al abrir sus fosas emane un olor a coraje y de las tuyas exhale un hedor a sumisión.


domingo, 8 de abril de 2012

Nueve años sin José Couso



3285 días de impunidad para los criminales


Nueve años de tu muerte en una "acción de guerra". Nueve años de tu asesinato en una orden dictada y cumplida por militares con nombre y apellidos. Nueve años de mordazas, amenazas, presiones, mentiras, cobardía y mezquindad para tapar la verdad, para encubrir a los responsables, para proteger a sus encubridores, para que la justicia se pudra al tiempo que tu cuerpo. Nueve años de presuntas intrigas entre embajadores, fiscales generales del Estado, fiscales generales de la Audiencia Nacional, presidentes del Gobierno y militares estadounidenses encaminadas a ocultar delitos e impedir la investigación. Nueve años de ultraje y dolor a una familia, a unos amigos, a unos compañeros, a unos ciudadanos que no te olvidan, ni a ti ni a los que te mataron. Nueve años de vergüenza sin José Couso. Un periodista, un hombre asesinado hace nueve años en el Hotel Palestine de Irak.



martes, 7 de febrero de 2012

España, camisa azul de mi desesperanza















El Juez Baltasar Garzón criminalizado; la justicia inhibiéndose para juzgar a miembros de la familia real; cordón sanitario institucional ante el descubrimiento, nada sorprendente por otra parte, de las “presuntas” filias del Monarca por los golpistas del 23-F; más dinero para la tauromaquia; supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía… No quiero excederme en extensión pero la lista sería larga, dramáticamente larga.













Escucho proveniente de la zona de Cuelgamuros un batir de mandíbulas descarnadas. Es Francisco Franco desencajándose el maxilar de la risa desde su tumba, esa que también se negarán a abrir para trasladar sus infamantes restos. Y no es para menos el jolgorio del esquelético General, pues treinta y seis años después de su muerte está más vivo que nunca.











Pedimos, algunos, la recuperación de la memoria histórica. Creo que nos la han concedido, pero la de la fascista. Hoy se redime, si es que alguna vez fueron condenados, que pienso que no, el recuerdo de los asesinos, y se arroja un poco más de tierra sobre las fosas anónimas de los que dejaron su vida por evitar el sometimiento en la suya y en la nuestra. ¿Sirvió de algo su sacrificio? Yo lo dudo. No nos merecemos su apellido ni llevar la sangre que derramaron.













España pacata, cobarde, servil, cortesana y fascistoide: ganas terreno y somos nosotros los que ponemos a tus pies la alfombra vergonzosa del reconocimiento para que sigas avanzando a paso de cruzada y esparciendo tu sórdido hálito en blanco y negro. Lo hemos hecho al entregar el poder a los que añoran al Caudillo de calavera risueña y ponen en práctica algunos de sus mismos métodos, la única diferencia radica es que a los de antaño los denominamos dictatoriales y a estos constitucionales y democráticos.















Siento asco, pero no importa, aquí casi nada importa si requiere enfrentarse al sistema. Seguiremos sin encontrar la dignidad porque, necios de nosotros, ni reconocemos haberla perdido. En eso, mi admiración por su miserable habilidad a los que nos domesticaron, realmente supieron hacerlo tan bien, que ni cuenta nos dimos que de El Pardo a Moncloa pasando por Zarzuela continuamos bajo el mismo yugo, flechas incluidas. Sí, Millán Astray, tú también puedes descoyuntarte a carcajadas por ver tu deseo cumplido: la inteligencia colectiva agoniza.

miércoles, 18 de enero de 2012

No lloraré por ti Manuel


Son tus víctimas las que me duelen



















Discúlpame por no llorar tu ausencia, pero demasiadas lágrimas dejasteis tú y los tuyos a vuestro paso sin que a ninguno os conmoviesen, como para ahora derramarlas porque te hayas ido a ese lugar al que a tantos enviasteis. Tú también, pues eras, por acción o por connivencia, uno más entre ellos, que para que una mano ejecute otras muchas han de sostenerla, y la tuya jamás dio muestras de temblar al rubricar, cual lacayo que eras, los crímenes que tu señor te demandaba.




















Llegan las alabanzas y sin embargo no fue tu mérito morirte, pero sí tu demérito cómo y para qué viviste. Y no me sirve como consuelo ni penitencia un pasado reciente sin firmas condenatorias, sin órdenes de cargas, sin amenazas ni justificaciones de asesinatos... Perdón, en estas últimas sí fuiste pródigo hasta el último de tus días, ya que sabías que hurgar en los archivos equivaldría a encontrar tu nombre vinculado al de algunas víctimas. Así, te subiste a esa nueva etapa para continuar viaje pero sin desembarazarte de tu equipaje anterior, ese en el que escondías el miedo, el dolor y la sangre de aquellos cuyo recuerdo parece que nunca consiguió atormentarte.



















Jamás una Carta, por muy Magna que sea, podrá envolver y ocultar las persecuciones, los tiros a manos atadas o los cuerpos reventados sobre la acera. No hubo un gesto, una palabra de reconocimiento, de arrepentimiento o de perdón, sólo la transformación en la forma que no en el fondo de quien era tan soberbio como hábil. Pero hay algo que nunca pudisteis enterrar: la memoria. Echasteis tierra encima de los cuerpos y olvido sobre las responsabilidades. Sin embargo todo eso no bastó, pues la historia es imposible de borrar y algún día, su interpretación no responderá a pactos pusilánimes de silencio.















He de reconocer que te habrás marchado de este mundo con una sonrisa, y no es para menos cuando la justicia, en tu caso, convirtió su venda en mordaza para las conciencias y las bocas, y que de ese modo asistiéramos al encumbramiento continuado de quien puso su sable al servicio de los sayones. Pero en las horas siguientes a tu muerte, Manuel Fraga Iribarne, mientras unos lloran por tu recuerdo, otros escogemos pensar en los Ruano, los Grimau, los mineros y otros tantos para los que resta el desprecio mientras tú te llevas los dudosos honores de la servidumbre de los cobardes.


sábado, 10 de diciembre de 2011

El "Rojos al paredón" sigue vivo


Cuando un individuo al que sólo le escuchan su botella, su perro y un transeunte que se detuvo por curiosidad habla de igualdad, justicia o revolución, no hay sensación de riesgo ni se hace necesario actuar contra él, porque su discurso queda diluido entre el anonimato, la soledad y el desprecio. En cambio, si provienen de una persona con aptitudes para expresarse, cuyo bagaje cultural le permite apoyar con datos todo cuanto dice y con capacidad para reunir oyentes la cosa varía, pues se enciende la luz de alerta ante la posibilidad de que ese sujeto "subversivo" logre invitar a la reflexión y al pensamiento crítico como prólogo a una actitud de rebeldía social que pueda devenir en la exigencia de una transformación del sistema.




Pues eso es justamente lo que le está pasando a Rafael Narbona. Licenciado en Filosofía, crítico cultural, escritor y profesor en un Instituto en San Fernando de Henares (Madrid), se ha convertido en ampolla a reventar para unos cuantos muy nerviosos ante sus ideas y su talento para transmitirlas. Hay que decir que son más - entre alumnos, padres de éstos y seguidores de su trabajo -, los que reconocen su valía, admiran su coraje y sinceridad, se entusiasman con su compromiso y ven en él un referente. Pero los otros, los irritados, con ser menos emplean tácticas fascistas, lo que los convierte en sujetos muy peligrosos.






Hace unas cuantas semanas apareció pintado en un muro del centro escolar donde imparte clase su nombre junto a la palabra "Comunista". Se podrá pensar que no es para tanto, pero sí lo es, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un ayuntamiento con un importante núcleo de skinheads que ya amenazaron de muerte por este medio a más profesores e incluso a sus hijos. Tanto es así que el periódico más vendido de este País publicó en aquel momento la noticia sobre los escritos intimidatorios.


El siguiente paso contra Rafael Narbona ha sido un dossier elaborado por miembros del AMPA de su Instituto, en el que adjuntando fotografías y textos suyos extraídos de internet lo califican de delincuente y alimentan el odio presente en la pintada, el camino más rápido para convertirlo en objetivo del grupo ultra, un colectivo de cuyos métodos criminales tenemos sobradas y trágicas muestras en la historia más reciente.

No hay duda de que en la España de Franco este docente habría sido fusilado. La pregunta es si los españoles de la "democracia", podemos permitir semejante persecución contra un hombre porque sus palabras resulten molestas a aquellos a los que términos como libertad, imparcialidad, equidad o renovación, les ofenden hasta tal punto que no tienen incoveniente en dibujar una diana alrededor de su cabeza. Esto no es un juego, los skinheads han demostrado que no les duele golpear y matar llegada la ocasión. Y hay un profesor de Instituto llamado Rafael Narbona cada vez más cercado por nostálgicos de una extrema derecha que el único argumento que conocen es la violencia del muchos contra uno. No, no es un juego, y espero que mañana no se convierta en otro suceso que los políticos de turno lamenten y condenen. Tarde, muy tarde, como siempre.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Testigos miserables (La degradación humana, un espacio sin límites)

Puede parecer que este texto no guarda demasiada relación con los temas de los que me suelo ocupar en este blog, pero sí la tiene, porque bajo lo ocurrido subyace más de lo mismo: una sociedad con muchos de sus miembros enfermos de egoísmo y cobardía. 


Hace pocos días un nuevo accidente de tráfico se llevó la vida de una persona en la calzada conocida como la Vía Rápida del Morrazo, en la provincia de Pontevedra. Abierta en 2005, se trata de una carretera que costó 4,6 millones de euros por kilómetro construido y que abrió en canal parajes cuya hermosura ha quedado marcada por una cicatriz bituminosa y sangrienta. Para referirse a ella es común escuchar en la gente de la zona otra denominación: “El corredor de la muerte”.

Ya no es posible circular por ese remedo de autovía sin encontrarse cada pocos metros con manchas siniestras sobre el asfalto y flores en las biondas. Los restos de animales destripados son también una estampa habitual, acrecentada porque la zona es generosa en tecores de caza, y las desdichadas presas de los escopeteros huyen de los disparos, hallando a menudo bajo unos neumáticos el final que les deparaba el plomo al que consiguieron burlar. El lamentable estado de los vallados cinegéticos y la ausencia de pasos de fauna contribuyen a esta carnicería que incluye jabalíes, perros, gatos, zorros, erizos y hasta caballos, sin microchip, claro.

Pero volvamos a la tragedia humana que inspira este escrito. La víctima mortal esta vez se llamaba Yasmina. Acudía a su trabajo cuidando a unos niños cuando invadió con su coche el sentido contrario. Su cadáver hace el número diez en los dos últimos años. Es un simple número que forma parte de una estadística desgarradora, un guarismo con nombre propio, padres, hermanos, pareja y sueños que se quedaron hechos trizas entre la chapa, el asiento y el salpicadero. Tenía veinte años.

Pero al drama inenarrable que este suceso constituye se le suma un hecho incomprensible, terrible, abyecto y desolador: la investigación pretende determinar cuáles fueron las causas que hicieron que esta chica irrumpiese en el otro carril, ya que la conductora que iba en el segundo coche involucrado y que se la encontró sin tener tiempo a frenar, una mujer que afortunadamente resultó herida leve, no pudo aportar demasiados datos sobre lo ocurrido. Pero la guardia civil sabe que detrás de esta última circulaban otros dos vehículos que lógicamente tuvieron que verlo ya que todo ocurrió delante de ellos. Sin embargo no podrán preguntárselo porque ambos pasaron de largo. Como lo leen: esquivaron los restos destrozados de los automóviles, unos amasijos con seres humanos en su interior y siguieron adelante. Cuesta creerlo pero así es.

Estamos hablando de al menos dos personas que son testigos directos y únicos de una colisión brutal, en la que para cualquiera es evidente que necesariamente tiene que haber muy graves consecuencias para los implicados, y lo estamos haciendo también de no detenerse para ayudarles, para señalizar el accidente y para llamar a los servicios de emergencia. Nos referimos a que cada una de ellas continúan hacia su trabajo, su casa o donde maldita sea quiera que fuesen como si nada hubiese ocurrido ante sus narices. Describimos, sin duda, el comportamiento de dos miserables, de dos malnacidas o malnacidos que merecen no dormir tranquilos ni un solo día en lo que les reste de sus rastreras y malsanas vidas.

Muchas veces me he preguntado cómo tantas personas pueden atropellar a un perro o a un gato, o cruzarse con uno al que otro se haya llevado por delante y, aún cuando parezca alentar todavía, seguir con su marcha sin pararse para comprobar si efectivamente el animal continúa con vida y trasladarlo a un centro veterinario en ese caso para intentar salvarlo. A la vista de lo ocurrido en el Corredor de la muerte del Morrazo con esos dos conductores, a los que calificarles de mezquinos o cobardes es un halago y cuyo proceder suscita cuando menos nauseas, todas las demás actitudes insolidarias y despreciables quedan explicadas, aunque lo hagan de un modo espantoso. Cuesta imaginar mayor ruindad moral que la mostrada por esos seres infames así como tratar de reconstruir qué pudo pasar por sus infectas mentes para no detenerse.

No creo que puedan ya localizarlos, son dos canallas anónimos, pero espero que si lo hacen reciban un castigo acorde con su actitud, criminal además de repugnante. En casos como este la ley debería aplicarse sin atenuantes, y es que para mayor sobrecogimiento nos referimos a personas sin responsabilidad en el accidente y que por lo tanto, nada tendrían que temer ante la llegada de las autoridades . Y si al fin no son identificados, confío en que el destino les depare con creces la maldad de la que han hecho gala. De cualquier modo, esta aberración, más común de lo que creemos, tendría que servirnos para preguntarnos qué clase sociedad somos, cuál es la degeneración de nuestros valores, y cómo puede nuestra ética haberse pervertido hasta tal punto. La combinación de asco y pavor que a veces provoca la especie humana es inconmensurable y el relato de su proceder estremecedor.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

20 N: El Regreso

Nunca como hasta ahora había tenido una sensación tan intensa de estar a punto de entrar por la puerta de salida. De acercarme a lo que siendo ayer un final, se transforma hoy en principio de una historia conocida, funesta, y parece que inútil. Siento que lo que probablemente ocurrirá el 20 de noviembre, lo acusaremos como un terrible empujón hacia atrás para revivir un franquismo sociológico que se viene gestando desde hace tiempo, pues la derecha de apariencia moderada y la más radical, ambas amparadas por unas mismas siglas, si algo han aprendido en todos estos años, es que las víctimas cuando no sangran dejan de parecerlo. Por eso somos unos cadáveres con tan buen aspecto pero cubiertos de heridas como los que reposan en las fosas abiertas por los mentores de estos herederos del espíritu del 36.

Al principio, con la memoria reciente y las víctimas directas todavía entre nosotros, lo de manifestarse acorde con su verdadera ideología lo hacían con diplomacia. Pero poco a poco, porque así lo requiere su estrategia y porque la labor efectuada para obtener la aceptación de la sociedad les ha funcionado bien, asoman ya sin apenas pudor por las pústulas de esta democracia que nació degenerada, enferma. Y lo hizo al brotar sobre las semillas esparcidas por los que durante tantos años la ahogaron en represión, sabedores de que algún día volverían, con nuevos rostros y discursos, pero siendo ellos al fin y al cabo.

Aunque confieso sentir alivio al ver que se han arrancado la máscara. Por más que me repugnen sus rostros originales quiero contemplarlos así, tal cual son. Y es que si algo me produce más nauseas que la mezquindad de ciertas acciones humanas, es el empeño en maquillarlas por parte de los que las perpetran. Estos ya no se molestan en disimular. El Partido que va a gobernar España en breve, una formación que alberga a personajes vinculados a concepciones de gobierno despóticas y elitistas, huele el triunfo desde hace tiempo, una victoria de la que se siente tan seguro, que se permite el lujo de lanzar mensajes que harían que los que en el pasado se dejaron la vida porque disfrutásemos de una libertad y dignidad a las que hemos renunciado, escupiesen sobre nosotros su desprecio. Hay conductas imposibles de perdonar.







Cómo me cuesta entender al ser humano. Se nos llena la boca hablando de paz y de respeto a los derechos de todos los seres. Se nos encoge el estómago ante la injusticia y la desigualdad. Sonreímos felices cuando en el mundo de la ficción al rico se le quita una parte de su fortuna para dársela al pobre. Cuando el animal se salva y el cazador se queda con las ganas de matarlo. Nos encanta imaginar y jurar que defendemos una sociedad no piramidal en la que todos disfruten de las mismas oportunidades. Somos tan justos como solidarios y rebeldes... en sueños. Pero al despertar, le entregamos nuestro voto a los más totalitaristas, reaccionarios, clasistas, corruptos, codiciosos y censores. Vaya progresistas y revolucionarios de edredón que estamos hechos, y qué mansos e ignorantes nos mostramos en nuestra vigilia. Y ellos frotándose las manos.