lunes, 1 de diciembre de 2008

El heroísmo de pisar charcos de sangre

Una de las definiciones de "héroe" aceptadas es la de "aquel que lleva a cabo una hazaña extraordinaria y digna de elogio"; hay más, pero todas son variaciones de la indicada y que vienen a expresar la misma idea de una forma u otra. Bueno, esto era así hasta ahora, porque acabamos de descubrir gracias al "Diccionario Popular" que existe una nueva acepción para ese término: la de verse involucrado en un suceso, escapar de él sin mirar atrás y después, relatar despeinado y con los calcetinitos subidos ante los micrófonos, que en la huida se pisaron charcos de sangre y menos mal que no se resbaló con las vísceras, que si además del susto tenemos chichón, la categoría trascendería la de héroe para pasar a convertirse en semidios.

El miedo – que todos sentiríamos en ese instante, no lo niego - y el instinto de conservación, podría hacer que cualquiera de nosotros saliésemos corriendo del fregado para salvar la vida. Nadie se queda en medio de una balacera si tiene la opción de escapar. Pero claro, una cosa es alejarse unos cientos de metros y buscar refugio en un lugar seguro y otra subirse despavorido a un avión y alejarse 7600 kilómetros, sobre todo cuando dejamos atrás a compañeros de viaje que una de dos: si pensamos que están a salvo entonces nuestro deber es permanecer con ellos, si a nuestros amigos no les va a pasar nada se supone que a nosotros tampoco; y si creemos que corren peligro, ¿es un acto heroico poner tierra de por medio y abandonarles en el lugar en el que nos dio pánico permanecer?. Puede que para determinados sectores del Partido Popular tal comportamiento sea una heroicidad, a los que no tenemos la necesidad de "dorarle la píldora" a la Jefa ni albergamos intención de obtener réditos políticos del asunto, nos parece cuando menos una actitud egoísta e insolidaria.

Y ya metidos en faena y dedicados a hilvanar despropósitos, lo mismo nos vale estrellarnos con un helicóptero que el que nos reciban a balazos en un hotel, todo es aprovechable, supongo que puestos a subir peldaños en ese peculiar escalafón de la consideración social, incluso el padecer un juanete nos auparía aunque sea un poquito. Yo tengo un primo que sufrió un accidente de coche y tuvo que salir a rastras del vehículo a través del parabrisas delantero roto; en otra ocasión viajaba en un avión que en la aproximación final encontró cizalladura, el piloto consiguió tomar tierra pero se salieron de la pista por un lateral durante la carrera de aterrizaje y él sufrió como algunos otros pasajeros magulladuras de carácter leve; y este primo mío, reincidente donde los haya, estaba en una ocasión en una sucursal bancaria cuando entraron unos atracadores, encañonaron a los clientes y empleados, los hicieron tumbarse en el suelo y así estuvieron durante media hora hasta que la policía consiguió reducir a los asaltantes y liberó a los ciudadanos allí retenidos. Ríete tú de Héctor o de Aquiles, porque de haber nacido en la Antigua Grecia mi primo formaría parte de la Mitología sin duda y de ocupar un lugar destacado en el PP, despacho a tutiplen en Génova con portada de honor en Libertad Digital.

Sra. Aguirre, tal y como yo lo entiendo tener un accidente aéreo o encontrarse envuelto en una acción terrorista no convierte al protagonista en héroe, en todo caso en víctima, y debería Usted dar las gracias porque tanto en un caso como en el otro salió ilesa, de lo que me alegro por mucho que no me guste su forma de hacer política - en el plano personal no me voy a inmiscuir por supuesto porque eso pertenece a su vida privada- pero en el público sí porque me afecta como a otros tantos y, ¿sabe Vd. una cosa?, héroe es aquel que tiene que sacar adelante a una familia estando en el paro como consecuencia del sistema capitalista que tanto defiende Sra. Aguirre; héroe es el enfermo que ha de someterse a una sanidad pública en Madrid que Vd. degrada por todos los medios a su alcance; héroe es aquel profesor de una enseñanza pública que a pesar de las carencias que su política privatizadora impone en la educación gratuita a la que todos tenemos derecho, sigue desempeñando su labor sin recursos pero con absoluta dedicación mientras desde el Gobierno Autonómico se le pone la zancadilla una y otra vez. Esos son héroes. Vd. es una mujer con suerte porque ha sobrevivido a lo que otros les ha costado la vida y Vd. es una persona que huyó del lugar sin preocuparse por aquellos que quedaban atrás. Me parece muy natural su reacción, ha sido una conducta humana espontánea y es en esos momentos cuando se ve la naturaleza de las personas, cuando no hay tiempo para pensar en las consecuencias mediáticas de nuestras decisiones. Yo comprendo que durante varias horas de vuelo regresando a su Feudo tuvo tiempo de pensar y de elaborar la puesta en escena ante las cámaras y los micrófonos. Por supuesto que en ese momento no era ya un ser humano en peligro de muerte, sino la Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid preparando una rueda de prensa.

Y qué quiere que le diga, verla a Vd. haciendo aquellas declaraciones a su llegada, con ese aspecto desaliñado y yo diría que casi calculado, me parece una falta de respeto hacia los muertos y heridos de los atentados y una gran falta de consideración hacia unos compañeros de viaje que, mientras Vd. nos contaba como caminaba descalza sobre la sangre, ellos probablemente podían olerla, verla y hasta tocarla, sin saber todavía si la suya se derramaría. De vez en cuando nos llegan noticias de seres anónimos que arriesgan su vida por salvar la de alguien a quien ni conocen: en un accidente, en un incendio, durante un atraco... De esas personas la mayor parte de las veces no llegamos a saber el nombre y casi nunca vemos sus rostros. Esos sí son héroes. Los que viven de modo fortuito una situación de inseguridad física durante una amenaza son víctimas circunstanciales, sean políticos o sastres. Y aquellos que tras escapar del riesgo dejando atrás a conocidos quieren explotar la vena sensible de los ciudadanos y buscan, no se sabe con qué fines, despertar la empatía y la complicidad en los mismos, digamos que harían mejor en permanecer en silencio, porque no parece muy ético "aprovecharse" de la fatalidad para cosechar simpatías, sobre todo, insisto, cuando esa fatalidad sigue constituyendo una realidad para más personas.

Los sectores más radicales del Partido Popular y los medios de comunicación afines a lo que Vd. representa y defiende dentro de esa formación política, están alcanzando el paroxismo de la adulación; desde lo ocurrido en Bombay Sra. Aguirre, cada vez que los de su entorno abren la boca para nombrarla comienza un panegírico de su persona. La verdad, no me asombra porque siempre ha sido norma incontestable en la derecha más radical de este País el culto al líder y casi su deificación cara a la opinión pública, pero comprenda que incluso dentro del Partido Popular y no digamos fuera, hay personas que por verle vestidita como no es habitual en una Marquesa que vive en un Palacete y por escucharle relatar cómo se manchó con sangre ajena mientras sonaban disparos a su alrededor, no podemos convertirla en heroína, no voy a decir yo ahora que en cobardica tampoco mujer, que a saber lo que habríamos hecho otros en sus circunstancias. El miedo es libre, Vd. lo sintió como es lógico y salió de aquel lugar despavorida. Y el que su delegación permaneciese allí mientras se ponía a salvo pues es simplemente una cuestión de prioridades. Que de ese asunto de la preferencia en la integridad de las personas ya sabemos algo desde el famoso accidente del helicóptero, cuando en la televisión pudimos ver las imágenes de su rescate y el del Sr. Rajoy de los restos del aparato siniestrado.

Sra. Aguirre, recuérdeme que nunca viaje en coche con Vd., no vaya a ser que en un infortunado accidente nos caigamos al mar, yo me quede inconsciente y dependa de su ayuda para salir a la superficie. Y en todo caso, si eso ocurre y fallezco ahogado porque nadie me sacó a tiempo del interior del vehículo, por favor, no cuente a los periodistas en la orilla con sus ropitas empapadas que tiene un shock postraumático porque tuvo que pisarme la cabeza para salir fuera del automóvil.

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