miércoles, 29 de septiembre de 2010

Derrocando a Hugo Chávez con mentiras

¿Dónde se van a meter algunos ahora la lengua? Seguramente en ningún sitio, y es que no tendrán la decencia de anudársela sin deshacer la atadura hasta que dejen de poner su apéndice al servicio de tanta mentira consciente. Al contrario, sus falacias causan un efecto pinochesco y cuanto más la utilizan para envenenar a la opinión pública, más parece crecerles.

¿Qué por qué digo esto y a quiénes me refiero?: a todos aquellos que desde la insinuación a la afirmación categórica, auguraron que no habría limpieza en el resultado de las recientes elecciones venezolanas. Cuánto les hubiera agradado - y convenido - que su denostado Hugo Chávez hubiese obtenido el apoyo que demandaba, para así poder gritar al mundo cómo ese régimen esconde una dictadura en la que no se respeta ni el derecho al voto. Pero les ha salido mal la jugada y el “tirano enemigo de la democracia” ha demostrado una vez más ser capaz de convocar a los ciudadanos a las urnas y de no meter la mano en ellas cuando están llenas.

Ahora es cuando el Presidente de Venezuela, elegido por el Pueblo, tendría que lanzar a estos fascistoides encubiertos la misma pregunta que a él le dirigió uno que, por cierto, no se atreverá jamás a someter la continuidad de su puesto a una votación popular: ¿“Por qué no os calláis”?


Y rogar silencio en este caso no es un ataque contra la libertad de expresión, sino impedir que la mentira siga siendo un arma con carácter legítimo para los gobiernos más reaccionarios y los sectores de poder que por conveniencia propia los amparan, puntales todos ellos de un capitalismo cancerígeno que es origen de tanta desigualdad, sufrimiento y muerte en este Planeta, en el que cada voz que se alza contra el Sistema es acallada, pero si encima goza de fuerza y de refrendo social, el objetivo de los lengualarga es entonces machacarla.

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