viernes, 12 de septiembre de 2008

La absurda leyenda






Mejor será olvidar la Historia

de revueltas y agitadores

cuando el siglo comienza su fin,

y enflaquecida la memoria

dejar marchitarse el jardín

donde crecieron aquellas flores

que, sembradas entre cargadores

hicieron suya la Victoria

siendo munición de fusil.

Se aliaron miedo y cobardía

para excavar una gran fosa

donde, el abandono y la apatía

sepultaron a la Revolución.

Fue la fatal resignación

quien escribió que era utopía

sobre la losa que la cubre,

y hoy, ya nadie descubre

que el arma dispara una rosa

cuando la carga la razón.

Se ha hecho invierno en Primavera

y ha amanecido un Mayo gris,

sin rebeldía por montera

sólo el loco de la escalera

busca hoy una playa en París.

Con el estudiante amansado

no habla la Sorbona y calla Nanterre,

con el obrero domesticado

en la Renault, se rinde más que ayer.

Hay flores en la tumba de De Gaulle

y el Ché, sigue perdido en Higueras,

ha enmudecido la voz de Dylan,

se han apagado en Woodstock las velas

y se ha secado la pluma de Jean Paul.

Los adoquines en Saint-Michael levantados

son hoy un fúnebre monumento

a dos cadáveres, el ánimo contestatario

y el espíritu de la insurrección.

Juan XXIII, vuelve a morir, asesinado

por Ratzinger y sus adláteres, resurge Trento

y amortaja a Roncalli cual sudario

la Teología de la Liberación

Si, será mejor olvidar la Historia...

Hoy, ya nadie alcanza la gloria

por ser mártir o guerrilero,

y será alienado o agorero

quien se empeñe en recordar el pasado

por augurar el futuro de este presente.

Nada es lo que hemos aprendido,

nada es lo que hemos conseguido

y mañana, seguramente,

nos dirán que los que su vida dieron

por un ideal como ofrenda

en realidad, jamás existieron,

son sólo una absurda leyenda.



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