domingo, 20 de abril de 2008

El Maniqueísmo en la Política


El Maniqueísmo se ha convertido en esta Sociedad en un argumento de primer orden a la hora de intentar convencernos a los ciudadanos de las bondades de una determinada opción. En esta dualidad, el Bien y el Mal, con toda su carga de subjetividad, se nos presentan como las únicas alternativas existentes y el rechazo de una implica la elección de la otra, sin más posibilidades por las que optar. Ocurre en las relaciones personales de todo tipo: familia, amigos, vecinos, etc., en el ámbito laboral, en el deportivo, en la justicia y cómo no, en el político.

Probablemente sea en este campo donde su influencia y sus efectos se aprecien con mayor claridad. Dos grandes Grupos tratan de condensar la totalidad de las inquietudes de la ciudadanía, de izquierda a derecha quieren convencernos de que son todo aquello entre lo que podemos elegir; luces y sombras, según la interpretación, pero actores únicos del escenario político. Dicha estrategia sin duda les beneficia, el "o estás conmigo o estás contra mí", supone la fidelidad del voto por identificación de ideas o por rechazo de las contrarias y se minimiza el riesgo de una dispersión que menguaría sus resultados electorales. A estos dos Partidos principales por su cuota de votantes, les interesa mantener esta conciencia en la gente, a pesar de la alienación que supone alimentar la creencia de que el resto "no existe" en tanto en cuanto no tiene posibilidades por ser su representación minoritaria. No podemos ni debemos de confundir eficacia con cantidad, ni caer en la trampa que nos tienden aquellos que basan parte de su campaña en convencernos de la inutilidad de escoger otra opción por erigirse en valedores únicos de determinada preferencia política.Izquierda Unida es una formación "condenada" por el Partido Popular debido a su carácter progresista, cuyo compromiso por el avance social en todos los órdenes, choca con el afán inmovilista que fomenta las desigualdades sociales del que hace gala el Grupo Conservador. El Partido Socialista, por otra parte, trata de aparecer como la única opción "de izquierdas", a pesar de debatirse su gestión entre una excesiva timidez en la toma de medidas para acabar con las desigualdades sociales y una apuesta clara por el capitalismo y una política económica que acentúa una distribución injusta de los bienes y la precariedad en los servicios públicos.

Pedimos pues, honestidad en el juego político por parte de los grandes Partidos y que no traten de confundir a los ciudadanos con un discurso parcial que intenta convencer de la falta de viabilidad de otras formaciones políticas. Uno de los indicadores de la salud de una democracia es un mensaje claro y sincero por parte de los que pretenden gestionar los recursos públicos, reconociendo el resto de alternativas y teniendo el valor necesario para defender las propias ideas sin monopolizar criterios ajenos que dudosamente comparten. pero que les pueden ser rentables en las urnas.

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